Durante la década del ’70 los vestidos de bodas recuperaron su importancia y reinaron los volados en las faldas y mangas y en la cabeza no hubo peinados complicados. El lujo vuelve recién en los ’80 de la mano de Lady Di, por ejemplo, con su vestido al estilo Cenicienta, pero finalmente lo cierto es que durante los últimos años del siglo XX los casamientos empiezan a decaer o a convertirse en meros formalismos en el Registro Civil, así que el tradicional vestido de novia ve incierto su futuro como nunca antes.
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